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La resiliencia

La resiliencia es la capacidad que permite a las personas adaptarse a situaciones que cambian drásticamente su vidas. No se trata de una característica que la gente tenga o no, es una forma de pensar y actuar que se puede aprender y desarrollar.

La resiliencia es un proceso de adaptación a las adversidades, a un trauma, una tragedia, cualquier estímulo que suponga una amenaza en nuestra vida. Esto no quiere decir que no se pueda sentir dolor, frustración, temor o angustia ante una situación. El dolor emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido un duro golpe en sus vidas.

Decálogo de la Resiliencia

- El cambio forma parte de la vida, aceptar lo que no se puede cambiar nos ayuda a concentrarnos en la situación real, tal y como es. Dándonos la oportunidad de ver las alternativas que disponemos partiendo desde esa realidad. Al mismo tiempo tu sistema inmune te lo agradecerá, ya que éste es el primer afectado cuando nos aferramos a un ideal que no existe y deseamos, como por ejemplo la idea de una vida más fácil sin el brusco estímulo que esté afectando a nuestras vidas en un determinado momento.

- Crea vínculos sanos, es importante crear vínculos de calidad, aceptar la ayuda y el apoyo que nos ofrecen. De este modo estarás aceptando que eres "vulnerable" como ser humano que necesita afecto, cariño y comprensión de vez en cuando y sobre todo en los momentos más difíciles. La "vulnerabilidad" no es signo de debilidad, nuestra naturaleza es sensible y no podemos obviarlo e ir contra natura.

Para muchas personas utilizar únicamente estas dos premisas puede ser suficiente, pero si que es cierto que en algunos casos se pueden encontrar dificultades para seguir el camino hacia la resiliencia. En ese caso, no lo dudes, pide ayuda profesional, la ayuda de un psicólogo puede ser útil. Una vez aprendas a utilizar la resilencia, tendrás habilidades suficientes para afrontar las adversidades de la vida.

- Concéntrate en objetivos reales, dedícate a actividades que te ayuden a conseguir los objetivos, aunque los resultados sean muy pequeños. Pónte objetivos para conseguir a corto plazo.

- Toma decisiones y cree en tí mismo, en situaciones adversas, ¡actúa, que el miedo y la tristeza no te paralicen! Decidir es mejor que ignorar los problemas y las tensiones. Si te equivocas siempre habrá un momento para rectificar, pero no hay que dejar de actuar sólo por el miedo a equivocarse.

- Considera las crisis como una oportunidad para el cambio y crecimiento personal. No se puede evitar que las cosas que suceden nos hagan daño o nos creen tristeza y ansiedad o que sucedan cosas que nos cambien la vida, pero sí que puedes cambiar la actitud hacia aquello que te está pasando, puedes cambiar el modo de interpretarlo y de actuar al respecto. Si lo haces, te darás la oportunidad de conocerte mejor a ti mismo y de lo que eres capaz. Estamos continuamente en cambio y desarrollo, depende de nosotros que queramos seguir aprendiendo.

- Adopta una visión más amplia, cuando afrontas situaciones muy dolorosas, tienes que intentar considerar la situación como parte de un contexto vital más amplio. No todo lo que te sucede en ese momento es el problema. Hay muchas variables en tu vida girando al mismo tiempo en el mismo contexto, no te centres únicamente en lo que te produce sufrimiento.

- Permítete sentir y vivir las emociones, experimentar las emociones es la manera más sana y natural que pueda existir en la prevención y cura de las enfermedades. Sentir el dolor de una pérdida o de una injusticia es lo "normal", se necesita tiempo para aprender a adaptarnos a la nueva situación después de un evento doloroso.

- Escucha tus necesidades, aprende a escucharte a ti mismo y a distinguir tus necesidades de las de los demás. Estas necesidades pueden ser afectivas o biológicas (descanso, buena alimentación...) Si aprendes a hacerlo serás más feliz.

- Disfruta cada momento, realiza actividades que te permitan alejarte de la monotonía. Es hora de exprimir tu creatividad, ¿no eres creativo? pues empieza a serlo, una actividad tan sencilla como pintar es suficiente. No hace falta ser un gran pintor de pincel, con un estuche de rotuladores y un cuadernillo para niños tenemos suficiente.

- Tolerancia y flexibilidad. Tómate tu tiempo, pero no te dejes llevar por pensamientos negativos que te alejen de una actitud positiva y de tus objetivos.

Terapia cognitivo - conductual 

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